HIRAMÚ: La tapa al pomo
Pese a las dificultades de todos conocidas, muchos paladares siguen haciendo lo posible por brindar un servicio digno a sus clientes, y ello en toda la isla. Matanzas es un ejemplo, donde el reconstruido barrio de Narváez, al pie del hermoso río San Juan, ha poblado el lugar de numerosos bares que conocen un verdadero flujo esencialmente juvenil hasta altas horas de la noche, sobre todo en fines de semana. Valga apuntar de entrada que la fuerza del sol en horarios vespertinos atentan contra las visitas, lo cual haga entender también la preferencia nocturna.
En una de mis frecuentes visitas al interior del país –al parecer retomadas tras la extendida pausa epidemiológica- llegué a la cada vez más hermosa y renovada “Atenas de Cuba” para , entre otras actividades, pulsar un poco el ritmo de la gastronomía local.
El bar de tapas Hiramú resultó un notable anfitrión. Comencé por el coctel emblemático, informado ya de que varios bartenders del lugar han ganado reputación al triunfar en concursos nacionales de su especialidad. Así, el Cóctel Hiramú 3.00 CUC (whiskey, amaretto, zumo de limón, jugo de piña y triple sec) implicó un insuperable entrante por la perfecta combinación y coherencia de sus ingredientes, que permitió cumpliera a plenitud su función de aperitivo y regulador de la digestión.
Esta comenzó su ritmo indetenible con unos exquisitos Tacos de cangrejo 3.50 CUC, que encantaron por la esmerada sazón del marisco, además abundante, complemento adecuado de la figura de harina y redondeando una agradable presentación.
Como fui con amigos, solicitamos a modo de picadera la Pizza a los cuatro quesos 5.00 CUC, una de las más populares en el local, aunque quizá esa no fue su mejor noche pese a la entusiasta recomendación de mis acompañantes, ya conocedores del bar; no sentí bien delimitada la mezcla de los diversos y sabrosos lácteos, mientras la masa me pareció demasiado blanda.
Pero esa impresión mejoró notablemente cuando llegó mi plato principal: Lasaña boloñesa 4.00 CUC, deliciosa mezcla de la bechamel, el queso, la harina y la carne que combinaron de manera equilibrada y justa. La sed que tantas calorías genera fue satisfecha con una refrescante Michelada 3.20 CUC, que esta vez tuvo la variante del jugo de tomate en vez de la salsa inglesa, pero es una combinación que también prefiero y por tanto disfruté.
Hiramú logra enmarcar estas bondades culinarias en un contexto diseñado con discreción y elegancia, dentro de un estilo naif, campestre que trasunta sencillez y sobriedad, algo que se extiende a su salón interior y sus baños, lo que no siempre se cuida en los paladares.
Aunque ya decía que hay en Narváez no pocos bares, la próxima visita a Matanzas me hará sin dudas aterrizar una vez más allí para degustar otras tapas con sello Hiramú que de seguro, pondrán de nuevo… la tapa al pomo.