El Manantial de Le Select
En el conocido complejo comercial-cultural Le Select, en 5ta Ave y 30, Miramar, La Habana, está el restaurante Mesie Julián que aún se encuentra en procesos de reparación constructiva; debido a ello, ante la reanimación de centros gastronómicos tras la eliminación de las medidas preventivas por la covid-19, las funciones de dicho restaurante las asume El Manantial, espacio abierto, destinado originalmente para conciertos musicales y discoteca.
Como en muchos centros gastronómicos estatales, se exige reservación previa mediante llamada telefónica. Nuestra mesa era para 12:30 pm, recién abierto el restaurante, y qué sorpresa nos llevamos cuando el recibimiento del mesero fue “de la carta solo tenemos suprema de pollo, entremés surtido, refresco de limón y cerveza Cristal dispensada (a granel). Al cuestionarle por qué no disponían de otras ofertas del menú si recién habían abierto (horario de 12:00 pm a 8:00 pm), nos explicó que sí tenían otras (bistec de res y ropa vieja) pero demoraban media hora en marchar.
Pedimos como entrante el entremés de embutidos y queso 75 CUP, lascas finas y bien presentadas, de producción nacional (jamón y chorizo, marca BRAVO y queso semiduro, marca CORAL); como platos fuertes pedimos la ropa vieja de res 150 CUP y bistec de res 155 CUP, acompañados con moros y cristianos, papas fritas con cortes batonnet y medias lunas de tomates maduros. En general, la comida, con acento de sazones cubanas, develó el interés del cocinero (Daniel González) por “hacer mucho con poco”: los moros, desgranados y suaves, tenían ese sabor criollo característico, solo pasaditos de comino (algo que sucede a menudo en la cocina cubana); la ropa vieja cocinada en abundante salsa de tomate y, ante la carencias de otros condimentos, sazonada con toques de tomillo, orégano y perejil (procesados industrialmente), la palomilla de res, suave y jugosa, al natural y en su punto de sal. No ofertan postres por limitaciones de recursos.
El servicio de cerveza dispensada puede pedirse en dispensador (3 Litros) 350 CUP o en jarra de cristal 50 CUP. En mesa disponen de vasos desechables, si el cliente lo solicita entonces sirven los líquidos en recipientes de cristal porque de lo contrario se los roban o se rompen con frecuencia.
Justo cuando íbamos a pagar, el mesero nos comunicó que cada plato venía convoyado con 1 líquido, aún nos preguntamos por qué no lo expresó desde que tomó la orden de pedidos.
En general, el servicio de salón puede mejorar los tiempos de atención al cliente y, tanto salón como cocina, deben cuidar las bondades que les proporcionan precios asequibles en comparación con los precios de los restaurantes privados o paladares, lo que les devuelve muchos de los clientes que habían emigrado hacia el sector privado gastronómico. La música grabada debería adecuarse (volumen y selección) para permitir una conversación apacible durante la velada.
Antes de cerrar el texto, les comparto esta reflexión que me ronda cada vez que decido visitar algún restaurante estatal en esta etapa de reapertura post-covid: Por qué se hace difícil que contesten los teléfonos destinados para hacer reservaciones; por qué cuando llegas sin reservación, y hay disponibilidad, te imponen reglas diferentes como “el plato viene acompañado con 2 líquidos, pero como no tienes reservación solo puedes tomar 1 líquido” (esto ocurrió en el restaurante La Roca); por qué percibo conformismo ante la falta de clientes, es decir, salones vacíos y sin intenciones de trabajar mejor la promoción, por qué si de un producto se pueden hacer varias recetas, casi siempre incluyen solo una en la carta menú (por ejemplo: camarones enchilados y no se puede pedir camarones a la plancha, esto ocurrió en Rancho Luna de L); por qué muchos meseros develan una actitud que lejos de invitar a entrar más bien te incitan a voltearte y continuar tu camino. En fin, nuestra realidad actual en la gastronomía es bien compleja, dos escenarios sociales y económicos se contraponen: por un lado el sector estatal intenta ponderar el servicio accesible para la mayoría de los ciudadanos, por otro, el sector privado compra a precios minoristas y vende mucho más caras sus ofertas que los restaurantes del estado, pero mantienen competitividad y sus estrategias de gestión, aunque pletóricas de interrogantes, posibilitan visibilidad y permanencia de clientela.
Se acerca el fin del 2021 y prefiero suponer que la gastronomía cubana se recuperará como esperamos y que la dicotomía entre espacios privados y estatales desaparecerá con soluciones inteligentes, sostenibles y estimulantes.
Como esta crítica es de El Manantial de Le Select, cierro deseando a su equipo de trabajo que puedan abrir muy pronto su restaurante Mesie Julíán y que estén a la altura de lo que representa Bola de Nieve para la música cubana, con una carta menú, una cocina y un servicio de salón como le hubiese gustado al “artista mundiar y no digo má”.